Derechos Adquiridos: La Adopción Divina en las Epístolas Paulinas

08.04.2025

Juan 1:12 "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"

Introducción

En el vasto panorama de las epístolas paulinas, se despliega un tapiz teológico que revela la profunda verdad de la adopción divina. Desde sus primeros escritos dirigidos a los Gálatas hasta las cartas desde la prisión en Roma, el apóstol Pablo nos sumerge en un viaje esclarecedor hacia las profundidades de nuestra relación con Dios. El propósito de este artículo es recorrer el contenido de revelación bíblica que identifica aspectos de nuestra relación con Dios vinculados a nuestra filiación.

Consideraciones Previas

Este recorrido no pretende ser exhaustivo, pero sí correcto. Se avanzará por las cartas de Pablo en el orden cronológico en que fueron escritas, aprovechando el consenso sobre el tiempo de redacción:

  1. Gálatas – 49 d.C.
  2. 1 Tesalonicenses – 51 d.C.
  3. 2 Tesalonicenses – 51 d.C.
  4. 1 Corintios – 56 d.C.
  5. 2 Corintios – 56 d.C.
  6. Romanos – 57 d.C.
  7. Efesios – 60 d.C.
  8. Filipenses – 61 d.C.
  9. Colosenses – 61 d.C.
  10. Filemón – 62 d.C.
  11. 1 Timoteo – 62 d.C.
  12. Tito – 66 d.C.
  13. 2 Timoteo – 67 d.C.

Es crucial considerar el momento en que cada información fue transmitida, ya que la Palabra de Dios es coherente en Su revelación y merece ser estudiada en su contexto.

Definiciones

La palabra griega que utiliza Pablo para adopción es υἱοθεσία (huiothesia), que aparece 5 veces en sus cartas. Según la Concordancia Strong, este término se refiere a ser "legalmente adoptado como hijo", es decir, como un hijo adulto. La RAE define la adopción como tomar legalmente en condición de hijo a alguien que no lo es biológicamente. H. Willmington señala que la adopción es la continuación lógica de la regeneración, donde la regeneración nos da la naturaleza de un hijo de Dios y la adopción nos da la posición como tal.

Desarrollo de la Adopción en las Cartas de Pablo

Gálatas (49 d.C.)

La primera carta de Pablo, dirigida a los Gálatas, aborda una herejía que afecta el corazón del evangelio. En esta carta, Pablo aclara que somos hijos de Dios por la fe y destaca el concepto de adopción:

  • Gálatas 3:7: "Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham."
  • Gálatas 4:5: "Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos."

Pablo introduce el concepto de que, al ser adoptados, tenemos el Espíritu de Su Hijo que clama: "¡Abba, Padre!"

1 Tesalonicenses (51 d.C.)

En su primera carta a los Tesalonicenses, Pablo no menciona de manera directa la adopción, pero afirma nuestra identidad como hijos de luz:

  • 1 Tesalonicenses 5:5: "Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas."

Pablo ofrece aliento a los creyentes en tiempos difíciles, recordándoles su verdadera identidad.

2 Corintios (56 d.C.)

En su segunda carta a los Corintios, reafirma que somos hijos e hijas de Dios:

  • 2 Corintios 6:18: "Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso."

Pablo establece que, como parte del nuevo pacto, la iglesia es la familia de Dios.

Romanos (57 d.C.)

La carta a los Romanos ofrece una profunda reflexión sobre la adopción. Aquí, Pablo explica cómo la adopción implica no solo un nuevo estatus sino también una nueva herencia:

  • Romanos 8:15: "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!"

La adopción se expresa como un acto de Dios en el que somos hechos herederos de Dios y coherederos con Cristo.

Efesios (60 d.C.)

Durante su encarcelamiento en Roma, Pablo escribe a los Efesios y menciona nuevamente la adopción:

  • Efesios 1:5: "En amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad."

Pablo enfatiza que la adopción tiene un propósito: ser imitadores de Dios. Esta relación íntima con el Padre nos llama a vivir de una manera que refleje Su carácter.

Filipenses (61 d.C.)

Un año después, escribió a los Filipenses, destacando su identidad como hijos de Dios:

  • Filipenses 2:15: "Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo."

Aunque no se usa la frase "hijos de luz", pero la idea de resplandecer y ser luz es clara.

Conclusión

El estudio sobre la adopción divina en las epístolas paulinas nos revela una rica comprensión de nuestra identidad en Cristo. A lo largo de las cartas, Pablo resalta que:

  • Gálatas: Somos hijos de Dios y herederos de la promesa. La adopción nos garantiza la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.
  • Tesalonicenses: Nos recuerda que somos «hijos de luz», llamados a vivir en la verdad.
  • Corintios: Ofrece un privilegio de relación íntima con Dios y libertad del pecado.
  • Romanos: Destaca nuestra condición como hijos de Dios y herederos de la gloria.
  • Efesios: Enfatiza el amor de Dios hacia nosotros y nuestra responsabilidad de vivir como imitadores de Él.
  • Filipenses: Nos desafía a reflejar el carácter de Cristo en el mundo.

Esta verdad transformadora nos da seguridad, esperanza y propósito en nuestra vida cristiana, capacitándonos para vivir vidas que reflejan Su gloria y amor al mundo que nos rodea.

Reflexiona y Comparte

Te invitamos a reflexionar sobre tu identidad como hijo de Dios. ¿Cómo puedes vivir este privilegio en tu vida diaria? 

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